viernes, abril 28, 2006

El reloj del abuelo Pepe




"Tenemos diversos y curiosos Relojes, y otros que realizan movimientos alternativos... Y también tenemos casas de los engaños de los sentidos, donde efectuamos todo tipo de manipulaciones, falsas apariencias, imposturas e ilusiones... Estas son, hijo mío, las Riquezas de la Casa de Salomón". (Francis Bacon)


Mi abuelo, dentro de su vasto conocimiento sobre las ciencias misteriosas y las matemáticas de tinieblas, me comentaba sobre el antiguo reloj que ornamenta el comedor de la casa, y el interesante sonido que emitía al tocar las doce y cada media hora.

Decía que cuando el era pequeño, su madre lo llevaba de acompañante al centro de santiago, y en una ocasión, se encontraron con el desarme de una casa muy clásica con retoques ingleses, este pequeño pero gran capitolio había pertenecido a un par de viejecillos que habían muerto recientemente en esa época. Lámparas estrambóticas, cuadros que se movían, libros exquisitos de autores olvidados, muebles coloniales, y una gama inmensa de artefactos que rellenarían una casona descrita por Conan-Doyle, se encontraban en aquel lugar. Mientras el se divertía corriendo por los pasillos y hurgueteaba lo primero a la vista, la "tatarabuela" se dedicaba a buscar algo interesante dentro de todos los objetos, escruto toda la casa, cuando vio un polvoriento reloj de pared, fue amor a primera vista porque llenaba tres necesidades, hacia falta un reloj en casa, era hermoso y además se lo vendían a un precio módico, 40 pesos de ese entonces.

Felices llegaron a casa, con una sensación de haber ganado mucho ese día, por 50 pesos se habían llevado un par de libros y el "siniestro" dador de tiempo.

Acompañó toda la juventud de mi abuelo, dio la hora fatídica de su padre, después de unos años, vio con sus ojos color minutero y segundero la muerte de su madre, alberga entre sus engranajes perfectos, las voces de sus dos esposas, que salían a relucir cada media hora con ese "tan" asesino.

Poco rato atrás hablaba con mi abuelo, con sus 89 años en su espalda, sentado frente al reloj. Hace 80 años aproximadamente llego ese "inocuo" objeto a la casa, tengo el pelo blanco dice el nono, un bastón que afirma mi pesar, unos ojos lánguidos, somnolientos... y el reloj sigue ahí, orgulloso, serio, con una prestancia erguida... quizás cuanto tiempo estuvo con los otros dueños.

Aunque ya el metálico sonsonete no ocupa espacio físico, sino que en el recuerdo, por una mala manipulación rompieron una pequeña plaquita de acero, quedando mudo. Pero cada vez que llega el "medio día", un leve platillo suena en el alma y a la media noche es un desposeído hombre que "golpetea" las campanas al son de un tic-tac conocido.despues de todo, sigue ahi, incolume...

y es el rey de los espectros quien toca con mas violencia. (Jose Segura G.)

Helykadmus.

jueves, abril 27, 2006

La Tarde.



Lloraba el cierzo, lo mismo que un fagot.
(Paúl verlaine).



La tarde se mecía monótona en el áureo porvenir,
Olas, gaviotas y arena adornaban el paisaje como prometiendo ensaladas de jubilo,
Risas, risas, risas y más risas,
Acompañaban un sardonismo muy frágil,
Donde se ocultaban las más blancas traiciones,
Rocíos de ternura rondaban como tamborileando con el viento,
La tristeza se aglomeraba en las orillas creando espuma oro rubí,
Pero que bien lo hacían,
Rara vez tomaba atención de aquel juego banal,
Pero esta vez muy tímido,
Observaba como sus lágrimas rondaban y se extraviaban
En la espesura de la gran María,
Y nuevamente gemían en su soledad; ¡olvido!.

En la soledad del poder,
Es xaphan quien acude al mandato,
Sus ojos ladran cual sombras en el día,
Su aspecto señorial sabe cada punto moral humano,
Y una gorra frigia acompaña siempre a su anacrónica cabeza,
Niños, niños, niños.

Y las risas siguieron,
De contracciones faciales amorosas,
Pasaron a gestos perversos y diabólicos,
Una a una pasaron por delante mió,
Si, una a una,
Profanaban cada momento eterno.
La tarde jovial se prestaba a caer,
El sol ya moribundo y cansado,
Se decidía a marcharse,
Y el spleen detrás de el,
Como añorando al traidor matutino.
Yerto en el piso,
Decidí enjuagar mi conciencia,
La oscuridad por el este se acercaba,
Y cada nube,
Era una saeta que se incrustaba en el seno del atardecer,
Muerta esta,
Emano su último deseo,
Un viscoso anaranjado amatista…
Din don,
La señora noche de seda llego,
Su toga radiante y larga,
Como su memoria,
Regalos maduros y frutas de la temporada a nosotros nos daba,
Que bien,
Sábado era, y octubre ya entregaba su turno a samhain.
Mordí aquel frutal obsequio,
Caí en la pasión del ahogo,
Y me esfume, saxífraga umbría.

P.S.: desde aquí abajo, nula compasión, vivo arrojando dvares, ¡aa!, los dvares, que tristes son, ¿no?, si se parecen a la espuma.
P.S.2:este poema fue inspirado en la persona mas especial que he conocido...
Dominus Xaphan... El eterno contrincante del cuenta cuentos.

Presenciar al Dios pan


Mientras conversaba con Abelardo sobre las enfermedades psíquicas, la pronta desaparición del extraño "señor de las fotocopiadoras" (por ese monstruo llamado tecnología) y el como fue adquiriendo forma y un pseudo noúmeno el poder clerical, llegamos a una conclusión bastante conciliadora.

Estábamos en esas tristes reflexiones, y cronos nos amenazo con un mazo inmenso, golpeándonos a nosotros y a kairos (el tiempo sagrado), destrozando la humilde platica, por lo cual debimos abandonar el cielo estrellado y chocamos de boca con la tierra, nuestra madre común. Nos acercábamos al auto en son de respirar aire fresco, sin hablar nada en todo el viaje (nose si nos habíamos cansado de tanto charlar, o era hora de callar, o peor aun; algún dios sombrío nos tapaba la boca con sus uñas orgullosas), en ese momento el indicador de la bencina marco la "E" ( ¿es de empty o de échale?), nos acercamos a la bomba mas cercana a puros tirones, yo no sabia si el auto tenia manubrio o riendas, porque tiraba como caballo. logramos llegar a la bencinera, nos dimos vuelta los bolsillos y solo se recaudo entre monedas chicas y grandes, mil pesos, que era bastante para nosotros, pero ese "bastante" no era suficiente para el bombero, que nos atendió normal porque no había nadie mas en el servicentro.

Al momento en que caía el combustible al estanque, me percate de una mujer que estaba tirada en el suelo casi al salir del recinto. Su mano diestra estaba ocupada por una botella de algún alucinante nepente en la cual metía su nariz y el rostro se transformaba en una bestia, causando cierto temor y resquemor a la vez. El bombero se acerco, y con una voz febril y catarra me dijo estas palabras: "siempre viene pa'ca a comprar bencina la loca claudia, habla sus tonteras, nos insulta, llora un poco y después la recogimos para que camine hacia otro lado", quede anonadado en el instante en que sentí un grito desgarrador, sollozante, que salía de las entrañas de la "loca claudia", !AMOR MIO... QUEREME¡, mudo, absorto, y perplejo ante el grito, me quede inmóvil, mire a Abelardo, y presenciamos el ritual mas horroroso que hemos vivido, comenzó a moverse en el pavimento mientras emanaba misteriosos sonidos, la bencina mojaba su ajado ropaje, y yo impávido sin poder hacer nada, nada.

El rostro de la mujer fue lo mas impactante, Machen tenia razón, logre ver entre su cara y mi terror, todas las cosas, mis miedos, sus penas, el vicio, la pasión y cuanto llego a mí en ese momento, fue reflejado en su faz... mientras tremulaba en el suelo, me imaginaba a pan danzando, mientras gemía esos mantrams la "loca claudia", atacaba mis pensamientos la siringa flauta de este lóbrego ser... timor panicus es la frase, es la frase, la frase...fra...

¡Bendito Dios poderoso! Quién te puede comprender cuando a una débil mujer le diste en esa ocasión la juerza que en un varón tal vez no pudiera haber. (martin fierro).


Et diabolus incarnatus est. Et homo factus est.
El cuenta cuentos.