El reloj del abuelo Pepe
"Tenemos diversos y curiosos Relojes, y otros que realizan movimientos alternativos... Y también tenemos casas de los engaños de los sentidos, donde efectuamos todo tipo de manipulaciones, falsas apariencias, imposturas e ilusiones... Estas son, hijo mío, las Riquezas de la Casa de Salomón". (Francis Bacon)
Mi abuelo, dentro de su vasto conocimiento sobre las ciencias misteriosas y las matemáticas de tinieblas, me comentaba sobre el antiguo reloj que ornamenta el comedor de la casa, y el interesante sonido que emitía al tocar las doce y cada media hora.
Decía que cuando el era pequeño, su madre lo llevaba de acompañante al centro de santiago, y en una ocasión, se encontraron con el desarme de una casa muy clásica con retoques ingleses, este pequeño pero gran capitolio había pertenecido a un par de viejecillos que habían muerto recientemente en esa época. Lámparas estrambóticas, cuadros que se movían, libros exquisitos de autores olvidados, muebles coloniales, y una gama inmensa de artefactos que rellenarían una casona descrita por Conan-Doyle, se encontraban en aquel lugar. Mientras el se divertía corriendo por los pasillos y hurgueteaba lo primero a la vista, la "tatarabuela" se dedicaba a buscar algo interesante dentro de todos los objetos, escruto toda la casa, cuando vio un polvoriento reloj de pared, fue amor a primera vista porque llenaba tres necesidades, hacia falta un reloj en casa, era hermoso y además se lo vendían a un precio módico, 40 pesos de ese entonces.
Felices llegaron a casa, con una sensación de haber ganado mucho ese día, por 50 pesos se habían llevado un par de libros y el "siniestro" dador de tiempo.
Acompañó toda la juventud de mi abuelo, dio la hora fatídica de su padre, después de unos años, vio con sus ojos color minutero y segundero la muerte de su madre, alberga entre sus engranajes perfectos, las voces de sus dos esposas, que salían a relucir cada media hora con ese "tan" asesino.
Poco rato atrás hablaba con mi abuelo, con sus 89 años en su espalda, sentado frente al reloj. Hace 80 años aproximadamente llego ese "inocuo" objeto a la casa, tengo el pelo blanco dice el nono, un bastón que afirma mi pesar, unos ojos lánguidos, somnolientos... y el reloj sigue ahí, orgulloso, serio, con una prestancia erguida... quizás cuanto tiempo estuvo con los otros dueños.
Aunque ya el metálico sonsonete no ocupa espacio físico, sino que en el recuerdo, por una mala manipulación rompieron una pequeña plaquita de acero, quedando mudo. Pero cada vez que llega el "medio día", un leve platillo suena en el alma y a la media noche es un desposeído hombre que "golpetea" las campanas al son de un tic-tac conocido.despues de todo, sigue ahi, incolume...
y es el rey de los espectros quien toca con mas violencia. (Jose Segura G.)
Helykadmus.